Los grandes simios – chimpancés Pan troglodytes, bonobos Pan paniscus, gorilas Gorillas sp. y orangutanes Pongo sp.– son un grupo de animales poco numeroso pero que presentan grandes diferencias a distintos niveles. Estas diferencias las podemos encontrar en el hábitat que ocupan, que condiciona en gran medida su tipo de alimentación: los gorilas son principalmente folívoros, mientras que los orangutanes, chimpancés y bonobos se alimentan de frutas, insectos e incluso llegan a cazar algún pequeño primate. Las dinámicas sociales también son bien distintas: los chimpancés tienen grupos grandes y muy flexibles en los cuales todos los machos adultos – que se lo ganen, claro – tienen acceso a las hembras. Los gorilas poseen grupos pequeños con un macho espalda plateada, organizado en forma de harén. Los orangutanes, y siendo el gran simio menos social, no tienen grupos como tal. Lo que pasa con estos animales, bastante solitarios en libertad, es que la zona en la que habita un macho se solapa con las de varias hembras y sus crías, donde los pocos encuentros que ocurren suelen producirse en los momentos de la reproducción. Y ya conocemos a los bonobos, con esa peculiar e interesante manera de relacionarse, muy distinta a la del resto de especies de grandes simios.
Todas estas diferencias – ecológicas y sociales – van a tener un fuerte impacto sobre el comportamiento de desplazamiento de estos animales y en el tamaño de su home range (la zona que ocupan durante sus actividades y desplazamientos diarios). Se sabe que grupos grandes, como los de los chimpancés, recorren mayores distancias y ocupan home ranges más grandes. Se ha observado que estos primates dedican un 30-40% de su tiempo a viajar, llegando a recorrer de 2 a 4 km diarios. Esta afición al senderismo parece estar motivada por la búsqueda de fuentes de alimento, variable entre estaciones, y los comportamientos de patrulla que realizan los machos cerca de los límites del home range del grupo, vigilando que no se entrometa ningún macho rival. Los gorilas, con sus pequeños grupos familiares, dedican mucho menos tiempo a desplazarse, de un 5 a un 16 % menos que los chimpancés, y solo llegan a recorrer, como mucho, 2.6 km en un día.
Debemos tener en cuenta las diferencias en la biología del desplazamiento cuando pensemos en el comportamiento de estos animales en cautividad.
Como demostraron Clubb y Mason (2003) en distintas especies de carnívoros, los animales con un home range mayor en libertad presentaban mayores frecuencias de comportamientos estereotipados en cautividad. Los autores lo interpretaron de la siguiente manera: a mayor home range en libertad, mayor deberá ser la instalación para evitar comportamientos indeseables como las estereotipias. Volviendo a los chimpancés, hay que tener en cuenta que las dos principales motivaciones para el desplazamiento en libertad están ausentes, en gran medida, en cautividad: el acceso al alimento está siempre asegurado sin necesidad de andar kilómetros, y no existe riesgo de que un rival invada el área del grupo. Además, las instalaciones para chimpancés en Estados Unidos más ambiciosas en cuanto a tamaño no llegan al 0.1% del home range natural de la especie.
Todo esto arroja importantes preguntas acerca de si estos ambientes artificiales permiten, o no, desarrollar conductas de desplazamiento y de viaje típicas de la especie. Éste fue el punto de partida teórico de la investigación llevada a cabo por Stephen R. Ross y Marisa A. Shender en el Lincoln Park Zoo de Chicago donde se estudió el comportamiento de desplazamiento de 6 chimpancés P. troglodytes y 13 gorilas occidentales de llanura G. gorilla gorilla alojados en instalaciones semi-naturales con una zona interior y otra exterior. En condiciones normales – temperaturas superiores a 5º C – los animales tenían libre acceso tanto al interior como al exterior, aumentando el espacio disponible. Se analizó su comportamiento bajo distintas condiciones: 1) en la instalación interior sin acceso al exterior y 2) con acceso a ambas instalaciones. Para obtener y analizar los datos del estudio se utilizó un software cartográfico desde una tablet con el que determinaban el desplazamiento diario medio del grupo, programas ampliamente utilizados en la primatología de campo y cada vez con más aplicaciones en los estudios de bienestar en cautividad.
La pregunta que se hicieron los investigadores fue: ¿Cómo afecta el espacio disponible en el comportamiento de desplazamiento en los grandes simios africanos cautivos? ¿Existirán diferencias entre dos especies tan distintas como los gorilas y los chimpancés?
Y.. ¿qué fue lo que encontraron?
Como predijeron los autores, y en consonancia con la biología de estas especies, los chimpancés aumentaron un 92 % sus conductas de desplazamiento cuando tenían más espacio disponible (acceso al exterior), mientras que en los gorilas únicamente aumentaron un 42%. En las instalaciones interiores, sin acceso al exterior, no se evidenciaron estas diferencias, presentando rangos de desplazamiento similares en ambas especies. Y como demuestran otros estudios con carnívoros, tigres concretamente, cuanto mayor espacio disponen los animales mayores distancias recorren, además de realizar menos comportamientos estereotipados en el caso de los tigres.
Aún con decenas de estudios relacionados con el tamaño de las instalaciones de simios cautivos, no existe un consenso en cuanto a los m2 mínimos que deben tener las instalaciones por animal. La AZA (Association of Zoos and Aquatiums, de Estados Unidos) recomienda, como mínimo, una instalación para chimpancés con un exterior de 185 m2 para grupos de 5 o menos individuos, y 93 m2 más por cada animal extra. Estos números, 37 m2 por chimpancé, distan mucho de las directrices del US Department of Agriculture (USDA), órgano responsable de la regulación del mantenimiento de los simios cautivos en USA, que exige 2.32 m2 mínimos por individuo. Y, por si nos parecían pocas opiniones, más recientemente un grupo de expertos convocado por el US National Institutes of Heath (NIH) recomendaron 93 m2 por chimpancé – finalmente dichas recomendaciones fueron rechazadas por el NIH alegando falta de evidencias científicas.
Aunque no exista una cifra exacta consensuada, se evidencia en estos resultados y en otros trabajos que los grandes simios y otros mamíferos necesitan acceso a una instalación interior y una instalación exterior lo suficientemente grandes como para poder llevar a cabo sus conductas típicas de especie, poder ocultarse o alejarse de los humanos del exterior y de los demás integrantes del grupo, además de poder desarrollar conductas de desplazamiento más naturales y acordes con la biología de su especie. En lo que parece que hay consenso es en que “no solo el tamaño importa”. Una vez superado un tamaño mínimo que evite el hacinamiento y permita lo descrito anteriormente, lo que tiene un gran impacto sobre el bienestar físico y psicológico de los animales cautivos es lo que hay dentro de ese espacio, es decir, la complejidad de la instalación, tema que abordaremos en futuras publicaciones… ¡seguid atentos!