¿Qué es la dermatitis atópica?
Hoy es el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, una enfermedad que cada vez cobra más relevancia entre nuestros amigos peludos. Se trata de una enfermedad crónica, inflamatoria y pruriginosa (que produce picor) de la piel. Es un proceso patológico multifactorial con un componente genético importante. Aunque la patogenia todavía no se comprende completamente, hay evidencia de una anomalía genética, un sistema inmunológico alterado y un defecto de la barrera cutánea lo que produce una inflamación crónica.
Existe una gran predisposición racial, siendo más frecuente su presentación entre las razas: Labrador y Golden Retriever, West Highland white terrier, Boxer, Bulldog francés, Cocker spaniel, Bull Terrier, Sharpei, Teckel, Collie, Pug, Schnauzer.. entre otras.
Los signos clínicos suelen ser picor intenso, eritema (enrojecimiento de la piel), costras e infecciones secundarias de la piel en zona del abdomen, las axilas, alrededor de los ojos, del ano, entre los dedos y otitis crónicas o recurrentes.
En el caso de los gatos, aunque no presenta exactamente el mismo comportamiento que en los perros y en las personas, pueden padecer una enfermedad de la piel con picor intenso llamada “enfermedad inflamatoria de la piel atopic-like”. También asociado a determinadas razas como el gato Birmano.
El diagnóstico de la dermatitis atópica se realiza por exclusión de otras dermatitis con la misma presentación clínica: alergia alimentaria, alergia ambiental, alergia a la picadura de insectos etc.Por lo que se trata de un diagnóstico lento, que requiere paciencia y esfuerzo.
En los primeros síntomas de picor intenso, es importante acudir a tu clínica veterinaria para evitar que tu peludo se haga lesiones intensas al rascarse que se compliquen con infecciones secundarias. Es muy común que durante el diagnóstico se realice descarte de alergia alimentaria con una comida hipoalergénica o de proteína nobel, distintas pruebas como raspados cutáneos/citologías/cultivos de piel y exudados, pruebas de alergia ambientales en sangre, y protocolo de desparasitación externa.
El tratamiento está enfocado en disminuir el picor y la inflamación de la piel y eliminar las posibles infecciones secundarias en el inicio de la enfermedad y como mantenimiento mejorar la barrera cutánea y disminuir la inflamación evitando la aparición de nuevos brotes.
El picor suele responder muy rápido a glucocorticoides e inmunosupresores por lo que estas opciones suelen ser las primeras para poder abordar los síntomas de manera rápida y eficaz pero a largo plazo producen efectos secundarios indeseables. El estudio continuo en la veterinaria ofrece tratamientos muy novedosos que permiten disminuir estos efectos como el Oclacitinib, o anticuerpos monoclonales como el Lokivetmab, que pueden mantenerse a largo plazo y controlan muy bien los síntomas, mejorando la calidad de vida del paciente.
Otras terapias tópicas como los champús y lociones desinfectantes e hidratantes son de gran ayuda para el tratamiento coadyuvante, así como la suplementación con ácidos grasos esenciales y probióticos. El tratamiento es totalmente individual ya que cada paciente responde diferente a la terapia, siendo fundamental la constancia y las revisiones periódicas.